Vistas de página en total
9,334
martes, 29 de noviembre de 2011
domingo, 27 de noviembre de 2011
ADIVINANZAS INFANTILES NAVIDEÑAS
Zumba que te zumba
en las noches navideñas
hasta que aparece el sol
Las ciudades se iluminan
y están todos muy alegres,
se cantan villancicos,
se comen turrones y nueces.
¿Qué fiesta es?
Parecemos de algodón y cuando nos juntamos
cubrimos el monte y los tejados.
jueves, 24 de noviembre de 2011
jueves, 17 de noviembre de 2011
CUENTO DE NAVIDAD: REGALO DE NAVIDAD
En una pequeña ciudad había una sola tienda que vendía árboles de Navidad. Allí se podían encontrar árboles de todos los tamaños, formas y colores.
El dueño de la tienda había organizado un concurso para premiar al arbolito más bonito y mejor decorado del año y lo mejor de todo es que sería el mismo San Nicolás quien iba a entregar el premio el día de Navidad.
Todos los niños de la ciudad querían ser premiados por Santa y acudieron a la tienda a comprar su arbolito para decorarlo y poder concursar.
Por su parte, los arbolitos se emocionaban mucho al ver a los niños y decididos a ser el elegido, les gritaban:¡A mí... a mí... mírame a mí¡ Cada vez que entraba un niño a la tienda era igual, los arbolitos comenzaban a esforzarse por llamar la atención y lograr ser escogidos.
¡A mí que soy grande!... ¡no, no a mí que soy gordito!... o ¡a mí que soy de chocolate!... o ¡a mí que puedo hablar!. Se oía en toda la tienda. Pasando los días, la tienda se fue quedando sin arbolitos y sólo se escuchaba la voz de un arbolito que decía: A mí, a mí... que soy el más chiquito.
Para que valoren los regalos
A la tienda llegó, casi en vísperas de Navidad, una pareja muy elegante que quería comprar un arbolito.
El dueño de la tienda les informó que el único árbol de Navidad que le quedaba era uno muy pequeñito. Sin importarles el tamaño, la pareja decidió llevárselo.
El arbolito pequeño se alegró mucho pues, al fin, alguien lo iba a poder decorar para Navidad y podría participar en el concurso.
Al llegar a la casa donde vivía la pareja, el arbolito se sorprendió: ¿Cómo siendo tan pequeño, podré lucir ante tanta belleza y majestuosidad?.
Una vez que la pareja entra a la casa, comenzaron a llamar a la hija: ¡Regina!... ven... ¡hija!... te tenemos una sorpresa. El arbolito escuchó unas rápidas pisadas provenientes del piso de arriba.
Su corazoncito empezó a latir con fuerza. Estaba dichoso de poder hacer feliz a una linda niñita.
Al bajar la niña, el pequeño arbolito, se impresionó de la reacción de ésta: - ¡Esto es mi arbolito!... Yo quería un árbol grande, frondoso, enorme hasta el cielo para decorarlo con miles de luces y esferas. ¿Cómo voy a ganar el concurso con este arbolito enano? Dijo la niña entre llantos.
- Regina, era el único arbolito que quedaba en la tienda, le explicó su padre.
- ¡No lo quiero!...es horrendo... ¡no lo quiero!, gritaba furiosa la niña.
Los padres, desilusionados, tomaron al pequeño arbolito y lo llevaron de regreso a la tienda. El arbolito estaba triste porque la niña no lo había querido pero tenía la esperanza de que alguien vendría a por él y podrían decorarlo a tiempo para la Navidad. Unas horas más tarde, se escuchó que abrían la puerta de la tienda.
¡A mí... a mí... que soy el más chiquito. Gritaba el arbolito lleno de felicidad. Era una pareja robusta, de grandes cachetes colorados y manos enormes. El señor de la tienda les informó que el único árbol que le quedaba era aquel pequeñito de la ventana. La pareja tomó al arbolito y sin darle importancia a lo del tamaño, se marchó con él.
Cuando llegaron a casa, el arbolito vio como salían a su encuentro dos niños gordos que gritaban: ¿Lo encontraste papi?... ¿Es cómo te lo pedimos mami? Al bajar los padres del coche, los niños se le fueron encima al pequeño arbolito.
El dueño de la tienda había organizado un concurso para premiar al arbolito más bonito y mejor decorado del año y lo mejor de todo es que sería el mismo San Nicolás quien iba a entregar el premio el día de Navidad.
Todos los niños de la ciudad querían ser premiados por Santa y acudieron a la tienda a comprar su arbolito para decorarlo y poder concursar.
Por su parte, los arbolitos se emocionaban mucho al ver a los niños y decididos a ser el elegido, les gritaban:¡A mí... a mí... mírame a mí¡ Cada vez que entraba un niño a la tienda era igual, los arbolitos comenzaban a esforzarse por llamar la atención y lograr ser escogidos.
¡A mí que soy grande!... ¡no, no a mí que soy gordito!... o ¡a mí que soy de chocolate!... o ¡a mí que puedo hablar!. Se oía en toda la tienda. Pasando los días, la tienda se fue quedando sin arbolitos y sólo se escuchaba la voz de un arbolito que decía: A mí, a mí... que soy el más chiquito.
Para que valoren los regalos
A la tienda llegó, casi en vísperas de Navidad, una pareja muy elegante que quería comprar un arbolito.
El dueño de la tienda les informó que el único árbol de Navidad que le quedaba era uno muy pequeñito. Sin importarles el tamaño, la pareja decidió llevárselo.
El arbolito pequeño se alegró mucho pues, al fin, alguien lo iba a poder decorar para Navidad y podría participar en el concurso.
Al llegar a la casa donde vivía la pareja, el arbolito se sorprendió: ¿Cómo siendo tan pequeño, podré lucir ante tanta belleza y majestuosidad?.
Una vez que la pareja entra a la casa, comenzaron a llamar a la hija: ¡Regina!... ven... ¡hija!... te tenemos una sorpresa. El arbolito escuchó unas rápidas pisadas provenientes del piso de arriba.
Su corazoncito empezó a latir con fuerza. Estaba dichoso de poder hacer feliz a una linda niñita.
Al bajar la niña, el pequeño arbolito, se impresionó de la reacción de ésta: - ¡Esto es mi arbolito!... Yo quería un árbol grande, frondoso, enorme hasta el cielo para decorarlo con miles de luces y esferas. ¿Cómo voy a ganar el concurso con este arbolito enano? Dijo la niña entre llantos.
- Regina, era el único arbolito que quedaba en la tienda, le explicó su padre.
- ¡No lo quiero!...es horrendo... ¡no lo quiero!, gritaba furiosa la niña.
Los padres, desilusionados, tomaron al pequeño arbolito y lo llevaron de regreso a la tienda. El arbolito estaba triste porque la niña no lo había querido pero tenía la esperanza de que alguien vendría a por él y podrían decorarlo a tiempo para la Navidad. Unas horas más tarde, se escuchó que abrían la puerta de la tienda.
¡A mí... a mí... que soy el más chiquito. Gritaba el arbolito lleno de felicidad. Era una pareja robusta, de grandes cachetes colorados y manos enormes. El señor de la tienda les informó que el único árbol que le quedaba era aquel pequeñito de la ventana. La pareja tomó al arbolito y sin darle importancia a lo del tamaño, se marchó con él.
Cuando llegaron a casa, el arbolito vio como salían a su encuentro dos niños gordos que gritaban: ¿Lo encontraste papi?... ¿Es cómo te lo pedimos mami? Al bajar los padres del coche, los niños se le fueron encima al pequeño arbolito.
ENLACES WEB
JClic
Chiquinoticias. Momentos para compartir
Chavales. Portal Infantil de RED
Lenguaje
Actividades infantiles la Beneficiencia. (Agenda)
Crea tu propia música
Actividades infantiles On-Line
Bienvenido al bosque de las actividades
Pitiflu
Páginas Infantiles
Mama Lisa's World
Magicvocabulary
Dibujalia
http://www.edu365.cat/infantil/index.htm
Juegos infantiles online
Chiquinoticias. Momentos para compartir
Chavales. Portal Infantil de RED
Lenguaje
Actividades infantiles la Beneficiencia. (Agenda)
Crea tu propia música
Actividades infantiles On-Line
Bienvenido al bosque de las actividades
Pitiflu
Páginas Infantiles
Mama Lisa's World
Magicvocabulary
Dibujalia
http://www.edu365.cat/infantil/index.htm
Juegos infantiles online
CUENTO INFANTIL
LA RATITA PRESUMIDA
Érase una vez, una ratita que era muy presumida. Un día la ratita estaba barriendo su casita, cuando de repente en el suelo ve algo que brilla... una moneda de oro. La ratita la recogió del suelo y se puso a pensar qué se compraría con la moneda.
“Ya sé me compraré caramelos... uy no que me dolerán los dientes. Pues me comprare pasteles... uy no que me dolerá la barriguita. Ya lo sé me compraré un lacito de color rojo para mi rabito.”
La ratita se guardó su moneda en el bolsillo y se fue al mercado. Una vez en el mercado le pidió al tendero un trozo de su mejor cinta roja. La compró y volvió a su casita. Al día siguiente cuando la ratita presumida se levantó se puso su lacito en la colita y salió al balcón de su casa. En eso que aparece un gallo y le dice:
“Ratita, ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo?”.
Y la ratita le respondió: “No sé, no sé, ¿tú por las noches qué ruido haces?”
Y el gallo le dice: “quiquiriquí”. “Ay no, contigo no me casaré que no me gusta el ruido que haces”.
Se fue el gallo y apareció un perro. “Ratita, ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo?”. Y la ratita le dijo:
“No sé, no sé, ¿tú por las noches qué ruido haces?”. “Guau, guau”. “Ay no, contigo no me casaré que ese ruido me asusta”.
Se fue el perro y apareció un cerdo. “Ratita, ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo?”.
Y la ratita le dijo: “No sé, no sé, ¿y tú por las noches qué ruido haces?”. “Oink, oink”. “Ay no, contigo no me casaré que ese ruido es muy ordinario”.
El cerdo desaparece por donde vino y llega un gato blanco, y le dice a la ratita: “Ratita, ratita tú que eres tan bonita ¿te quieres casar conmigo?”. Y la ratita le dijo:
“No sé, no sé, ¿y tú qué ruido haces por las noches?”. Y el gatito con voz suave y dulce le dice: “Miau, miau”. “Ay sí contigo me casaré que tu voz es muy dulce.”
Y así se casaron la ratita presumida y el gato blanco de dulce voz. Los dos juntos fueron felices y comieron perdices y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Érase una vez, una ratita que era muy presumida. Un día la ratita estaba barriendo su casita, cuando de repente en el suelo ve algo que brilla... una moneda de oro. La ratita la recogió del suelo y se puso a pensar qué se compraría con la moneda.
“Ya sé me compraré caramelos... uy no que me dolerán los dientes. Pues me comprare pasteles... uy no que me dolerá la barriguita. Ya lo sé me compraré un lacito de color rojo para mi rabito.”
La ratita se guardó su moneda en el bolsillo y se fue al mercado. Una vez en el mercado le pidió al tendero un trozo de su mejor cinta roja. La compró y volvió a su casita. Al día siguiente cuando la ratita presumida se levantó se puso su lacito en la colita y salió al balcón de su casa. En eso que aparece un gallo y le dice:
“Ratita, ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo?”.
Y la ratita le respondió: “No sé, no sé, ¿tú por las noches qué ruido haces?”
Y el gallo le dice: “quiquiriquí”. “Ay no, contigo no me casaré que no me gusta el ruido que haces”.
Se fue el gallo y apareció un perro. “Ratita, ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo?”. Y la ratita le dijo:
“No sé, no sé, ¿tú por las noches qué ruido haces?”. “Guau, guau”. “Ay no, contigo no me casaré que ese ruido me asusta”.
Se fue el perro y apareció un cerdo. “Ratita, ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo?”.
Y la ratita le dijo: “No sé, no sé, ¿y tú por las noches qué ruido haces?”. “Oink, oink”. “Ay no, contigo no me casaré que ese ruido es muy ordinario”.
El cerdo desaparece por donde vino y llega un gato blanco, y le dice a la ratita: “Ratita, ratita tú que eres tan bonita ¿te quieres casar conmigo?”. Y la ratita le dijo:
“No sé, no sé, ¿y tú qué ruido haces por las noches?”. Y el gatito con voz suave y dulce le dice: “Miau, miau”. “Ay sí contigo me casaré que tu voz es muy dulce.”
Y así se casaron la ratita presumida y el gato blanco de dulce voz. Los dos juntos fueron felices y comieron perdices y colorín colorado este cuento se ha acabado.
FIN
POESIAS DE NAVIDAD
LA NAVIDAD
Adornamos la clase,
ha llegado la Navidad,
estamos con la familia,
es tiempo de felicidad.
DESDE MI VENTANA
Desde mi ventana
vi una lucecita,
me asomé corriendo
y era una estrellita.
Brillaba y brillaba,
corría veloz
y contenta gritaba:
¿Ha nacido Dios!
NAVIDAD EN OTROS LUGARES DEL MUNDO
En México, las Posadas y la Misa del Gallo
En este país latinoamericano, los festejos navideños comienzan el 16 de diciembre con las Posadas (representación de la penuria que pasaron San José y la Virgen para encontrar posada en su viaje a Belén). Durante nueve días, hasta Nochebuena, las familias más proclives a respetar la tradición navideña se turnan cada noche y celebran una posada en su casa. Tras la representación, comienza la fiesta, en la que los niños rompen una Piñata que representa a Satanás, llena de naranjas, mandarinas, caña de azúcar y manís. El día de Nochebuena, la tradicional cena se celebra pasada la medianoche tras la misa. Este servicio litúrgico, la Misa del Gallo, se celebra también la última noche del año, cuando es costumbre barrer la casa para que la suerte entre limpia. El día de Reyes se celebra como en España, recibiendo a los Magos de Oriente y dando buena cuenta del Roscón.En Japón se limpian las casas
Cuando llega diciembre, los habitantes del país nipón se apresuran a saldar cuentas, a limpiar sus casas y enseres, e, incluso, a renovar el vestuario, como símbolo de la entrada del nuevo año. El día 31 de diciembre, se celebra el Omisoka o Gran Día Final del año. La tradición ordena que durante dicha jornada se realice una limpieza especial de la casa para, después, pasar a degustar con toda la familia las tradicionales tazas de fideos, símbolo de longevidad. Cuando el repique de las campanas de los templos señalan el inicio del nuevo año, los japoneses, fieles a la tradición, visitan el santuario sintoísta más cercano. Las celebraciones de estos festejos nipones de fin de año concluyen hacia el 4 de enero.India no comenzará su nuevo año hasta abril
El 25 de diciembre es fiesta nacional en la India, y los más de 20 millones de cristianos que viven en el país celebran la Navidad según las costumbres occidentales. El Año Nuevo, sin embargo, se celebra según el calendario lunar hindú, el 20 de abril, con grandes hogueras y baños rituales. Ese día millones de peregrinos se bañan en el Ganges o en pozos y estanques considerados sagrados. Pero la festividad hindú, con una estética más cercana a la Navidad, salvando las diferencias espirituales, es el Diwali. Durante dicha celebración, se adora a Lakshmi, diosa de la riqueza y la prosperidad, y amigos y parientes se reúnen para jugar a las cartas e intercambiar regalos.COMO HACER NUESTRO PINO DE NAVIDAD
Uno de los origami mas sencillos de hacer es el pino de Navidad. Hay que tener en cuenta que el origami es una tecnica de doblado de papel muy complicada y compleja, donde la paciencia y la precision juegan un rol sumamente importante.
No todas las manualidades de origami usan el mismo tipo de papel, para este caso nos serviria buscar algun papel plastificado que puede ser de una revista, donde tenga colores rojos y verdes que son los que mejor quedan para un adorno navideño. Sino tambien podemos usar papel cartulina, o algun papel grueso y lo pintamos a nuestro gusto.
Les dejo debajo una imagen que explica exactamente como hay que hacerlo y la traduccion paso por paso:
No todas las manualidades de origami usan el mismo tipo de papel, para este caso nos serviria buscar algun papel plastificado que puede ser de una revista, donde tenga colores rojos y verdes que son los que mejor quedan para un adorno navideño. Sino tambien podemos usar papel cartulina, o algun papel grueso y lo pintamos a nuestro gusto.
Les dejo debajo una imagen que explica exactamente como hay que hacerlo y la traduccion paso por paso:
1- Con la parte blanca hacia arriba doblar y desdoblar a la mitad.
2- Doblar cada una de las mitades y desdoblar.
3- Doblar hacia arriba la punta de abajo.
4- Doblar los cuartos de los costados hacia el medio.
5- Doblar los lados al centro y desdoblar. Luego doblar la parte de abajo hacia arriba.
6- Doblar la mitad doblada hacia arriba, hacia abajo.
7- Doblar hacia dentro los costados y unirlos en la mitad.
2- Doblar cada una de las mitades y desdoblar.
3- Doblar hacia arriba la punta de abajo.
4- Doblar los cuartos de los costados hacia el medio.
5- Doblar los lados al centro y desdoblar. Luego doblar la parte de abajo hacia arriba.
6- Doblar la mitad doblada hacia arriba, hacia abajo.
7- Doblar hacia dentro los costados y unirlos en la mitad.
martes, 8 de noviembre de 2011
Suscribirse a:
Entradas (Atom)